domingo, 1 de agosto de 2010

Amaral homenaje a Labordata

Más de 1.500 voces se suman al homenaje a Labordeta

El monasterio de Veruela se llenó para escuchar las poesías y la música del ´abuelo´, interpretadas por artistas.

01/08/2010 NATALIA HUERTA 


Mucho público se quedó fuera porque el monasterio estaba totalmente lleno.
FOTO: N. H.


Veruela cambió su nombre ayer por el de libertad. Esta palabra fue la más repetida en el monasterio, sede del el IX Festival Internacional de Poesía de Moncayo, organizado por la editorial Olifante y la Diputación Provincial de Zaragoza. Libertad sonó en poemas y canciones, incluso se pudo leer en los muros del recinto monacal. No había mejor homenaje a José Antonio Labordeta. Y no quiso faltar nadie. La iglesia se quedó pequeña para las más de 1.500 personas que quisieron escuchar, una vez más, las palabras del cantautor, el gran ausente, aunque no por deseo propio.
Para Juan Aguirre y Eva Amaral, dos de los participantes, "José Antonio Labordeta es, además de un símbolo, una persona muy generosa, es parte de la conciencia aragonesa, un hombre que ha contribuido a que hablemos de la autoestima de Aragón, que ha hablado como nadie de realidades como la inmigración o la despoblación que sufrió el pueblo aragonés". Eva destacaba ayer "la belleza de sus canciones, la fuerza de sus poesías, que contrastan con su forma de ser sencilla". Ellos fueron los encargados de interpretarBanderas rotas, "una canción difícil porque canta de una manera muy personal". El dúo cerró el concierto, junto a Paco Ibáñez
Para Ángel Guinda, el homenajeado "es una personalidad ejemplar, irrepetible, y un camino a seguir en nuestro afán por mejorar el mundo... José Antonio ha sido un agitador cultural, en su propia creación poética, sus canciones, sus artículos, sus colaboraciones radiofónicas... Muchas chispas que han creado la llama de la gran cultura aragonesa". Para Manuel M. Forega, "es el icono contemporáneo y coetáneo aragonés más importante, es un referente desde tipo social y literaria que ayudó al conocimiento de una tierra ignorada como Aragón".
Todos los participantes tenían un recuerdo de Labordeta, el abuelo; y apuntaban su poema favorito o su canción más recordada. La editora de Olifante, Trinidad Ruiz Marcellán, explicaba que "éste era un acto mínimo para alguien que ha dado tanto a la cultura aragonesa, un hombre que ha sido ejemplo de compromiso y coherencia, y ha trabajado por la libertad, el conocimiento y la felicidad". Gabriel Sopeña coordinó la participación musical del festival y Antón Castro, la literaria. A esta lista se sumaron nombres como Emilio Gastón, Antón Castro, Ángel Guinda, Miguel Mena o Alfredo Saldaña; músicos como Pablo Guerrero, Javier Ruibal, Daniel Zueras, Franco Deterioro, María José Hernández, Marina Rossell o Luis Pastor, entre otros.
Labordeta fue también arte. En lal performance de Ricardo Calero, que construyó un espacio oscuro en el que la única luz la marcaban la frase "habrá un día en que todos..." que dejaba entrar un reflejo en un espacio en el que había una silla, "presencia y ausencia de Labordeta" y una imagen con la mirada reciente del cantautor, tomada esta misma semana. Elena Santaolalla homenajeaba la profesión docente de Labordeta con una acción-crucigrama con preguntas sobre su vida y obra. Y Javier Lapuente elaboraba un collage sobre Mar de amor en el que los visitantes podían escribir mensajes en una especie de muro de recuerdo, que serán entregados al poeta aragonés.
El tributo sobrevivirá la jornada ya que las palabras de José Antonio Labordeta se recogen en dos nuevas publicaciones de Olifante: una antología con comentarios del propio autor; y José Antonio Labordeta, hundiendo en las palabras las huellas de los labios, poesía y canción, de Mario Ruiz Arganda, en Papeles de Trasmoz. José Luis Melero, por su parte, aseguraba que "Olifante no podía hacer mejor favor a la poesía a la libertad, a Aragón y a sus gentes que publicar este libro, porque las canciones de Labordeta son ya y para siempre patrimonio de todos".

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