En la revista Psychologies sale Eva en portada y viene una entrevista:
Eva Amaral
"La tolerancia comienza por pequeños detalles"
Eva Amaral vive un momento importante, tanto en su vida personal como profesional. Junto a Juan Aguirre acaba de presentar su disco más reciente, Gato Negro-Dragón Rojo, lleno de situaciones y sentimientos que forman parte de la vida de todos.Ver todas las imágenesCuando Eva sube a un escenario se transforma. “Soy yo misma”, confiesa. Pero una vez abajo, vuelve a ser la mujer tímida a la que se le resisten las palabras. Por eso canta, para expresar lo que lleva dentro. Cuando le propusimos hacer esta entrevista, insistió en que también estuviese presente Juan, su media naranja musical desde hace diez años y, según parece, “filósofo” del grupo –sin duda, toda una muestra de lealtad–. Además, fue flexible por aceptar nuestras explicaciones sobre el sentido individual de este “Diván”. Las 19 canciones que componen Gato Negro-Dragón Rojo parecen llevar en sí el germen del éxito. Lo mismo que ocurre con su vida personal, de la que habla poco, aunque lo suficiente para afirmar que entra en una nueva etapa, más madura, en la que se vislumbran nuevos e importantes objetivos.
¿Qué habéis querido transmitir con este nuevo disco?
Eva Amaral: Cada canción es fruto de un momento distinto. Hay canciones que reflejan esperanza, en otras se evoca el pasado… creo que hay una cierta espiritualidad en él, en buscar respuestas a los problemas de tu mundo más cercano; también refleja esa especie de preocupación de los que empezamos a plantearnos tener hijos y nos preguntamos qué mundo se van a encontrar. Y, finalmente, es un intento de poner la razón por encima de la superstición, como reivindica el Gato Negro. El Dragón Rojo forma parte de esa búsqueda espiritual. Estuvimos en China el año pasado tocando dentro de la Ciudad Prohibida, una de las cosas más increíbles que nos han sucedido. Dragón Rojo expresa muy bien ese ambiente oriental. En cuanto a Gato Negro, además de la canción que se titula así, es, igual que el dragón, un animal mágico. Juntos como que protegen el disco. Y finalmente también es una broma que tenemos; nuestro estudio se llama O Gato Negro, el nombre de una taberna de Santiago de Compostela que tiene un pulpo estupendo .
Has hablado de una espiritualidad. ¿A qué tipo de espiritualidad te refieres?
Es una búsqueda. No sé si soy una persona muy religiosa, aunque sí creo que existe algo por encima de nosotros. Y estas canciones reflejan esa búsqueda, al margen de las religiones, que creo que andan todas muy perdidas. Las que más conozco no me acaban de dar respuestas, no me parece que se preocupen por las personas. Algunas canciones también reflejan la búsqueda de una sexualidad a través de algo más espiritual.
Tenéis el honor de inaugurar la Expo. ¿Eso te convierte en profeta en tu tierra?
Para nosotros siempre tiene un significado especial. Te viene a ver la familia, los amigos de toda la vida… te pones más nervioso que en cualquier otra parte, y no sé por qué, porque se trata de las personas que más te pasan todo. Pero sí, es una responsabilidad. Ahora la mirada de la comunidad internacional está puesta en Zaragoza, al contrario de lo que ha ocurrido siempre, porque esta ha sido una tierra donde nos hemos sentido un poco abandonados.
La tuya fue una vocación temprana, tocabas la batería…Sí, en aquella época era autodidacta. Ahora estoy empezando a aprender de manera más académica. La batería no es tan masculina, no es una cuestión de fuerza, sino de ritmo y de saber cómo dar el golpe. Es muy divertido. Y hay grandes bateristas mujeres.
Estudiaste Escultura... Estudiaba técnicas de volumen en la Escuela de Artes y Oficios.
¿Por qué cambiaste una cosa por otra?
Para mí eran, y lo siguen siendo, dos formas de expresión que tienen mucho en común. Siempre me ha gustado la música, era de las que se encierra en su habitación con el volumen a toda pastilla y con el padre en la puerta: "¡Niña, baja la música!" . Conoces a músicos, haces camarilla, y te das cuenta de que puedes dejar de ser oyente y pasar a la acción.
Tu padre era militar y falleció apenas empezabas a triunfar. Sí, en el 98. Era Navidad y yo volvía a Zaragoza después de hacer entrevistas por la salida de nuestro primer disco. Estaba muy ilusionado. Recortaba todos los periódicos con las noticias en las que salía su niña, era de los que enseñaban la foto: "¡Mira mi hija!", y yo me moría de vergüenza. Es curioso, porque al principio no les hizo gracia, mis padres veían rarísimo eso de cantar. Luego estaban encantados y sé que él lo hubiese disfrutado. Tiene gracia: era maestro de banda, ¡pero no le gustaba la música! Sin embargo, vivía de ella. Y mi madre falleció el año pasado. Eres adulta y ya no te sientes huérfana, pero te queda una tremenda sensación de desamparo...
¿Cómo fue tu infancia?
Muy buena. Nunca jugué con muñecas. Tengo un primo (que después también tuvo un grupo) y nos criamos prácticamente juntos. Ya desde niños hacíamos que tocábamos música. Debí ser bastante terremoto. Después me volví muy tímida y ya me he quedado así. Una persona muy importante para mí es mi hermana, mayor que yo. Ella ha sido mi modelo. Siempre estaba deseando que llegase a casa, la quería y la quiero mucho. Mi primer recuerdo es ella cogiéndome de las manos, porque yo creo que no debía ni andar, y bailando las dos algo que debía ser Jesucristo Superstar, claro, años 70.
¿Y cómo, siendo tan tímida, fuiste capaz de subirte a un escenario?
No sé. La primera vez que subí me sentí tan liberada, tan yo misma, que me enganché. Unos amigos que cantaban en un grupo musical necesitaban una cantante. Y con una amiga que estaba haciendo la carrera de piano, y no se atrevía a tocar delante de nadie, nos dijimos: "Vamos a hacer la prueba". Aún no entiendo cómo pude tomar esa decisión y cómo pude animarla, ¡yo!, la más tímida del mundo . Fue increíble, descubrí cosas de mí misma que no conocía. De todos modos, creo que si no me llego a decidir entonces, el paso lo hubiese dado igual.
"Revolución" es uno de vuestros anteriores trabajos. ¿Cuál crees que es la revolución pendiente?
Desde nuestro mundo occidental nos parece que ya está todo hecho, pero cuando vas un poco más allá, te das cuenta de que quedan aún muchas batallas por ganar. Hay muchos lugares donde los derechos humanos no cuentan, donde los niños están desvalidos. La solidaridad es una palabra gastada últimamente, que creo que empieza por ponerse en los zapatos de los demás. La infancia es una de las batallas que queda por ganar y la situación más injusta de todas.
El ecologismo, con el que también estáis comprometidos, ¿es una forma de vida? Ahora está en primera plana porque nos llegan noticias de que esto se puede ir al garete. También hay mucha demagogia alrededor de esto. Revoluciones ecologistas aparte, creo que debemos cuidar lo que tenemos, porque hay que dejar el mejor mundo posible a a las próximas generaciones. Vuestro recorrido va desde los bares más pequeños hasta los premios más importantes... Sí. Todo el mundo cree que cuando nos van a dar un premio nosotros ya lo sabemos, pero tú te sientas ahí y no sabes nada. Así que cuando nos dieron los cinco premios de la Música, ya no sabes ni qué decir. Lo bueno es que no nos damos cuenta de la repercusión de las cosas que hacemos, así que vamos como si fuera todo tan normal y cuando se te acerca alguien y te dice: "Tu canción fue la banda sonora del amor de mi vida", o "Tal canción le gustaba a mi hermano, que falleció el año pasado...", te das cuenta de que lo que escribes tiene una proyección, que tus paranoias y tus "movidas" que plasmas en una canción son una responsabilidad, porque entran a formar parte de la vida de otras personas.
¿Esa responsabilidad te influye a la hora de componer?
A pesar de todo creo que no debe influir, porque si no estarías siendo siempre políticamente correcto, y la creación tiene que ser libre.
¿Te incomoda la fama?
La fama te hace ver cosas que no veías antes. Los viajes, que me encantan, pero son muy seguidos, o el cansancio... A veces necesito agarrar mi almohada, que huele un poco a casa. Antes no te das cuenta del esfuerzo que supone, esfuerzo maravilloso por otra parte. El primer éxito, Estrella de mar, nos pilló un poco por sorpresa. Leyendo entrevistas de aquella época decía: "El éxito no me ha cambiado, sigo siendo la misma". Ahora veo que, en realidad, no. Porque te agobia que de repente la gente te pare por la calle. Aunque creo que supimos coger las riendas. Lo principal es no asustarse. Hay quien decide no salir, o estar siempre en la zona VIP, pero eso no es saludable.
¿Qué es lo que te ayudó a mantener los pies en la tierra?
Los amigos de siempre, porque los nuevos solo conocen la parte pública, no tus raíces. Los de siempre son los que te dicen: "Aterriza, guapa". Buenos amigos, nunca se tienen demasiados.
¿La música te ha ayudado a crecer?
Mucho. No entiendo mi vida sin ella. La conjunción música-letra me ha ayudado a sacar cosas que tenía dentro. También a vencer la timidez -aunque a veces solo la disimulo- . Y a relacionarme con otras personas, a perder ese miedo a hablar. Ahora estoy tratando de encontrar una respuesta a por qué soy como soy.
Nuestro dossier de este mes es "Comunicarse mejor". ¿Cuál crees que es la base para ello?
Una vez más, ponerse en lugar del otro. Y eso empieza por detalles tan pequeños como sostener la puerta a alguien. No solo es una cuestión de educación, también es solidaridad, comprensión, tolerancia. Incluso con situaciones o personas difíciles, cuando entras en su piel, entiendes su conducta. Aunque también hay cosas que no puedo entender en absoluto.
¿Qué hace que te levantes con ilusión cada mañana?
La música es un gran apoyo. Y mi pareja. Cuando estoy más baja, él me ayuda a salir a flote. Y Juan. Mis dos chicos .
Parece que hasta ahora te has volcado mucho en tu profesión. ¿Y tus proyectos personales? Empiezo a planteármelos. Por ejemplo, los hijos. Quizá no ahora mismo, sino dentro de un par de años. También Juan, por su cuenta, creo que empieza a pensárselo. Y quiero retomar las artes plásticas, aunque como afición. Porque pienso: ¿qué más he hecho en la vida aparte de la música? Siempre he tenido mi parcela personal muy protegida, pero ahora necesito hacer algo más en ella.
¿La vida es mejor a pares?
Depende. Hay gente que necesita vivir en pareja siempre, aunque también hay quien no lo necesita hasta que encuentra a la persona adecuada. Yo estoy por lo segundo. Si no estás bien, es mejor no meterse en ese jardín, puedes salir mal y hacer daño a otras personas.
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