JUAN AGUIRRE, GUITARRISTA Y COMPOSITOR DE AMARAL
«Me gustaría ser un latín lover con melena»
Aguirre disfruta con la música: «Soy un puto afortunado, chungo era trabajar para sobrevivir y cobrar poco»23.08.08 - 12:55 - LUIS GÓMEZ TRANQUILO.
«Me gusta que Eva lleve la voz cantante». / E.C.Con ‘Gato Negro Dragón rojo’, Amaral, la banda más importante de España, arrasa con su último disco. Juan Aguirre, la mitad del dúo, apuesta por todo tipo de integración. En Bilbao fueron legión los aficionados que se sumaron a su corriente sin verse en la obligación de decantarse por gatos o dragones.
–No le gusta que le regalen los oídos, ¿pero qué tal vive en plan estrella?
–Feliz. Montamos en bici, toco la guitarra, Eva, la batería... Vamos a los bares de siempre, tenemos, prácticamente, los amigos de toda la vida... Es muy aburrido, tío, levantarte por la mañana y decir, mientras te preparas el café, ‘soy una estrella’.
– ¿No se comportan como tal?
–Cuando voy al pescadero, al que por cierto guardé una entrada para el concierto de ayer, pregunto: ‘¿Quién es el último?’ Y cuando me toca, me pone el pescado más bueno.
– ¿Qué piezas le reserva a cambio?
–Bonito. No soy un buen cocinero. Hago cosas muy sencillas y rápidas.
–Lo admita o no, son el grupo más importante de España.
–No creemos mucho en las competiciones; en las películas más taquilleras, en los ‘best sellers’, en los discos más vendidos... Normalmente, no suelen ser los mejores.
– ¿Tampoco lo son Amaral?
–Desde luego que no. Afortunadamente, esto no son las Olimpiadas.
– ¿Andan sin pájaros en la cabeza?
–Si fuésemos gilipollas seguiríamos siéndolo, pese a tener más edad. ¡Hemos tocado para una y dos personas! Éramos tan felices como ahora. Aunque somos seres humanos y...
– ¡La debilidad está ahí!
–Pues claro, tío. Si al final todo el mundo te dice lo guay que eres y te aplauden, algo de idiota te volverás.
– ¿Quién es gato y quién dragón?
–Nos gusta jugar con la dualidad de animales míticos, misteriosos... Eva tiene un par de gatos y se tatuó hace cuatro años un dragón enorme en la espalda. Llegó un momento en que veía todo el rato en los conciertos al dragón saliéndole por el vestido, cuando iba con la espalda más o menos desnuda.
–Con 19 canciones en su último disco doble, ¿quieren ganarse la Medalla del Mérito al Trabajo?* ¡qué va! Esto no es un trabajo, es una obsesión, una pasión, un hobby... Hace tiempo, cuando teníamos trabajos chungos donde nos puteaban, como a casi todos los chavales que curran para sobrevivir, la música era nuestra vía de escape.
– ¿En que trabajó antes?
–En grandes almacenes, de camarero... Eva también fue camarera. Las típicas cosas donde te tratan mal. Recuerdo que me tenía que esconder el pelo por el cuello de la camisa porque lo llevaba muy largo. Me lo mojaba al entrar a currar y me lo echaba para atrás. Al secarse se me ponía como el pájaro loco. Un día me harté, dejé la corbata y le dije al jefe: ‘No aguanto más’. Me pagaban poco, mal y tarde. Eso sí es un trabajo.
–Con un concierto cada dos días, ¿no acabarán con la lengua fuera?
–Mire, viajamos guay, hay noches que salimos y otras que te vas a dormir tras el concierto.... El mayor peligro es la repetición y la rutina.
–Su último disco le ha permitido a Eva exorcizar muchas cosas. ¿Juan también se ha purificado?
–Eva venía de un periodo personal un poco heavy y habíamos entrado en una dinámica de disco, de gira... Nos convertimos en una titánica que no paraba y necesitábamos parar a reflexionar y exorcizar demonios. Nuestro disco es como curativo. Contra la especulación
–Con más de dos millones de discos vendidos, ¿lo de Amaral es pelotazo o especulación?
– ¡Joder! Qué pregunta. Ja, ja. Pelotazo me suena a los 80, a Mario Conde. Y la especulación, pues mira, me cabrea. ¡Y mucho! A lo mejor hemos tenido mucha suerte. Nada que ver con lo que buscan los pelotazos ni los especuladores. A esos sí que les iba a dar yo. Es penoso ver cómo dejaron los pueblos de la costa. Será legal, pero ¿cómo es que nadie vio esto y qué gente lo consiente?
– ¿Cómo se vive viendo a Eva llevando siempre la voz cantante?
–Pues muy tranquilo. Ja, ja. Es una pasada currar con alguien con tanto talento. Y, además, es un ser humano excepcional. Nos conocemos muy bien, desde que éramos muy pequeños. Componemos juntos pese a ser los dos muy individualistas. No podríamos intercambiarnos con otras personas. Somos los dos unos seres introvertidos. Dicen que los maños somos un poco secos.
– ¿Secos?
–Como Zaragoza, una ciudad seca, dura...
–Ahora tiene mucha agua.
–Bueno, el Ebro siempre ha estado ahí. Y lo de la Expo no sé. No nacimos para ser seres mediáticos. Siempre hemos huido de ese tipo de exposición extra. Los maños sentimos pudor para expresar las emociones.
– ¿No está hasta el moño de salir siempre con el gorro?
– ¡Qué va, hombre! Se ha convertido un poco en mi seña de identidad. Yo llevaba flequillo y pelos largos pero en cuanto me salieron entradas me rapé la cabeza con una cuchilla de afeitar. Vi que me clareaba el pelo y... La verdad es que soy superblanco, pecoso, paliducho... Empecé a usar gorros por estética y los mantuve porque el sol me quemaba la cabeza. A mí me gustaría ser un latín lover con una frondosa cabellera morena, pero ¡qué le voy a hacer!
– ¿Sigue viéndose un «puto afortunado»?
–Vivimos cuatro días y somos muy afortunados los que podemos vivir en torno a las cosas que nos apasionan.
– ¿Sigue soñando con tener un hijo?
–Ja, ja. Sí, pero también me gustaría tener mucho tiempo para dedicarle. Ahora, quizá, no es el mejor momento de mi vida.
–Por cierto, aunque sea privada, ¿se canta y compone de forma diferente tras romper como pareja con Eva?
–Bueno, te respondo. La verdad es que no me lo esperaba, pero no me importa. Nosotros hemos hecho un disco siendo pareja y cuatro no siendo. A día de hoy, Eva y yo somos lo más parecidos a colegas y hermanos. Dejamos de ser pareja de una forma bastante natural. Nos habíamos transformado en otra cosa.
– ¿En qué?
–De pronto, nos volvimos una banda. Hacíamos todo juntos: componíamos, tocábamos, viajábamos... El grupo empezó por eso, porque nos conocimos como pareja. Éramos unos descerebrados de Zaragoza que nos veíamos por los bares, pero... te he largado un rollo y la verdad no te puedo responder por que no lo sé.
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